El Libro de Datos 2015 consumió 12 toneladas de papel

[BPN-12/11/15] Para producir el Libro Periódico de Datos 2015 se consumieron más de 12 toneladas de papel para lo cual se talaron 33 toneladas de árboles. Desde su creación en el año 2012, para la confección de los sucesivos libros se utilizaron más de 48 toneladas de papel manufacturadas con 133 toneladas de árboles. Hoy la tendencia, tanto en el país como en el mundo, es la de digitalizar los documentos para ahorrar su consumo porque se sabe que la industria del papel contamina el agua, el aire y provoca trastornos en el organismo humano.

Por otra parte, ya en el terreno económico, esta forma de registro manual de las novedades que se producen en los consorcios costó a los vecinos porteños 34 millones de pesos los que –en billetes de 100- pesaron 325 kilogramos de papel moneda. Es de destacar que los libros no se aprovechan totalmente y deben ser renovados anualmente independientemente de la cantidad de hojas sin usar que puedan poseer.

Si bien en julio del año pasado la Dra. Paula Scauzillo, coordinadora interina del Registro Público de Administradores (RPA) de la CABA, había informado que estaban trabajando en un libro de datos digital, desmintió el anuncio cinco meses después.

Es llamativo que el pasado lunes 9 de noviembre el RPA comunicó que "se encuentra disponible el Libro de Datos 2016" siendo que el Gobierno porteño sólo debería proveer las obleas de ese instrumento –como de tantos otros- mientras que la confección y comercialización debería correr por cuenta de los actores privados. Sin embargo -en una mezcla inexplicable- así lo informó mediante una circular distribuida ese mismo día.

Un Libro de Datos 2015 rubricado pesa 134 gramos. Por otro parte y aunque en la actualidad no hay números exactos, diversas fuentes señalan que en la ciudad de Buenos Aires hay alrededor de 90 mil edificios de propiedad horizontal. Como cada consorcio debe poseer uno por año, si se suma el peso total de libros, da como resultado 12,06 toneladas de papel.

Según un informe de Greenpeace elaborado en febrero de 2006^[1], producir una tonelada de papel virgen requiere de unas 2 a 3,5 toneladas de árboles para ser procesadas en una planta de celulosa. En conclusión, para fabricar los libros de datos 2015 se habrían talado 33 toneladas de árboles.

El "Grupo Separado No es Basura"^[2] aporta otro dato interesante: sostiene que para fabricar una tonelada de papel es necesario talar 17 árboles, con lo cual es de suponer que para elaborar los libros de datos de este año, se talaron 205 árboles y 820 para confeccionar los que hicieron falta desde el 2012 –año en que Juan Manuel Gallo^[3] lo impuso mediante la Disposición 1.809 (BO 28/09/12)- hasta ahora.

Por otro lado, de acuerdo a otro informe de Greenpeace ^[4], la industria de la pulpa y el papel pone en peligro el sustento de los pueblos y tiene impactos negativos en la salud, el bienestar y la estabilidad de las comunidades locales. Además, la producción de papel genera contaminantes del aire y el agua, productos residuales y gases que agravan el cambio climático. Esta industria también es uno de los mayores consumidores de materias primas, como el agua dulce, la energía y la masa forestal.

Según este informe, en el marco de la elaboración del papel, para el proceso de "blanqueo de la pasta" se utiliza cloro y como este gas es extremadamente reactivo, se combina con la materia orgánica de la pasta y produce miles de nuevos compuestos conocidos como organoclorados.

Conforme a Greenpeace, el empleo de cloro como agente blanqueador creó problemas de contaminación y de salud para trabajadores y consumidores. Muchos organoclorados resisten la degradación natural y se acumulan a través del tiempo en el ambiente. Se han encontrado compuestos de este tipo provenientes de las plantas de pasta y papel en los sedimentos, en las aguas, en los organismos vivos, en el aire y en los mismos productos de papel.

De acuerdo a este informe, mundialmente, las industrias papeleras son las principales fuentes de compuestos organoclorados a los cursos de agua. Estos compuestos afectan la vida acuática y se almacenan en los tejidos grasos de los organismos, bioacumulándose a lo largo de la cadena alimentarla. En los seres humanos provocan trastornos de los sistemas inmunológico, nervioso y reproductor. Entre los organoclorados identificados hasta ahora en los efluentes existen también numerosos compuestos cancerígenos y mutagénicos.

Según averiguó este medio, dos de las entidades de administradores que firman los Convenios Colectivos de Trabajo del sector venden el Libro de Datos 2015 rubricado por 380 pesos en promedio. Teniendo en cuenta que esta obligación es anual y que en la ciudad habría 90 mil consorcios, esta obligación le costaría a los consorcistas porteños 34.200.000 pesos por año.

El 26 de noviembre del 2014, el RPA porteño le informó a la Cámara Argentina de Propiedad Horizontal y Actividades Inmobiliarias (CAPHyAI) que el Libro Periódico de Datos para el 2015 iba a seguir siendo en formato papel y no digital "como en algún momento se adelantó". Se desmintió así lo expresado el 7 de julio de 2014 por la Dra. Paula Scauzillo, quien había adelantado que el RPA estaba trabajando en un nuevo "Libro de Datos Digital" que iba a remplazar al actual en papel

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[1] "Una Visión Común para Transformar la Industria Europea del Papel" Informe del 1° de enero de 2006, según lo acordado en la reunión del Movimiento Forestal Europeo (FME) el 2 de octubre de 2005

[2] Separados no es basura: Es un grupo de ciudadanas, encabezado por Patricia Coppel de Kronemeyer, que inició en el 2005 la tarea de establecer en Mazatlán Sinaloa (Mexico) un proyecto de separación de residuos sólidos domésticos, siendo su objetivo principal evitar que productos reciclables se conviertan en basura.

[3] Exdirector general de Defensa y Protección de Consumidor de la CABA.