Los consorcios al borde de terapia de shock

[BPN-20/07/11] A fines de mayo, el legislador de la ciudad de Buenos Aires Avelino Tamargo (PRO) presentó un proyecto para que se instalen desfibriladores en, entre otros, "todo ámbito en el cual permanezcan o transiten más de 400 personas diariamente, sea una dependencia pública o privada". Es de aclarar que un desfibrilador es un aparato que aplica descargas eléctricas para restablecer el ritmo cardiaco normal.

De acuerdo a fuentes del despacho de Tamargo, quedará a criterio del Poder Ejecutivo excluir o incluir a los consorcios. O sea que, de quedar incluidos en la reglamentación, aquellos consorcios de unas 50 unidades en las cuales vive una familia tipo de cuatro personas: padre, madre y dos hijos deberán contar con este equipamiento.

De acuerdo al artículo 2º de la iniciativa, deberá capacitarse en forma obligatoria en el uso de desfibriladores a "al menos un 5 % de los empleados estables de cada uno de los ámbitos", que en caso de ser aprobada, serán aeropuertos, estaciones de trasporte público, estadios, clubes, gimnasios, centros comerciales, grandes supermercados, salas de espectáculo, instituciones educativas y grandes hoteles.

De ser incluidos los consorcios en la obligación de poseer un desfibrilador es de suponer que el personal a capacitarse serán los encargados de edificios y ellos mismos deberán asistir a quienes sufran un episodio clínico que exija su uso.

Según el artículo 5º, los gastos que demande la instalación de los desfibriladores "serán asignados de la partida presupuestaria correspondiente". Si bien el proyecto de ley es muy escueto, este artículo –aunque no se aclara suficientemente- deberá estar relacionado con las "dependencias públicas". De ser así y de resultar de aplicación en los consorcios el gasto de su adquisición correrá por cuenta de los propietarios del mismo.

En los fundamentos del proyecto, el legislador expresó que el uso de cardiodesfibriladores "será muy beneficioso para la población de la Ciudad de Buenos Aires". Según Tamargo, expertos de la Universidad John Hopkins analizaron la existencia de los aparatos en espacios por donde transita gran cantidad de gente y concluyeron en que "salvan vidas". La iniciativa de Tamargo agregó además que "la American Heart Association apoya decididamente que se disponga de desfibriladores en lugares públicos".

Al concluir, señaló que la Sociedad Española de Medicina General "considera necesaria la existencia de desfibriladores en lugares públicos", y que un último estudio realizado en Estados Unidos concluyó en que el uso de desfibriladores "cuadruplica la supervivencia a un paro cardíaco".

Según el sitio especializado Medicina XXI, un desfibrilador es un dispositivo que administra una descarga eléctrica al corazón a través de la pared torácica. Sus sensores integrados analizan el ritmo cardiaco del paciente, determinan cuándo es necesaria la desfibrilación y administran la descarga al nivel de intensidad apropiado.