La
crisis económica
Corridas
por las cajas de seguridad
Los
ahorristas demostraron así su desconfianza pese a las terminantes desmentidos
oficiales sobre la posibilidad de intervenirlas.
El jueves
pasado hubo largas colas de
clientes que buscaban retirar sus valores de las cajas de seguridad bancarias
ante los reiterados rumores de que personal de la AFIP en compañia de un
escribano las abriría para inventariar su contenido. La desconfianza, que
alcanza no solo al gobierno sino también a las instituciones bancarias es tal,
que cuando el día
posterior el analista económico del programa Detrás de las Noticias de
América (canal 2) calificó el rumor de "verdadero disparate", sus compañeros
extrañados custionaron su evaluación argumentando que también las medidas
económicas contra los ahorristas que se tomaron en los tres últimos meses
parecían un disparate y terminaron siendo ciertas.
De
todos modos, según un matutino del viernes, para dar un ejemplo, de los 50
clientes que usualmente visitan por día las bovedas de seguridad de la Casa
Central del Banco Nacion saltó a 500 o 600 sólo el jueves y de los $5.500
millones que estimó el Banco Central que estarían depositados en cajas de
seguridad en setiembre del año pasado habría hoy, según números del
Ministerio de Economía sólo u$s 30 millones. De ser así, esta exigua cifra
podría alejar definitivamente la posibilidad de que una medida así, pudiera
finalmente ser tomada, dado el enorme costo político que tendría que asumir
su promotor y el bajo beneficicio que finalmente produciría.
Haya
sido o no un disparate, tanto la existencia misma de los rumores de
expropiación, como la actitud de los ahorristas, arrojan un manto de duda muy
fuerte sobre el papel que cumplirán los bancos el día después que se
terminen de devolver los ahorros, que en este momento están inmovilizados en
el famoso "corralito". Las corridas de estos últimos días indican, mejor que
cualquier encuesta de opinión, que los clientes no sienten sus dineros protegidos por
las instituciones bancarias y crea el interrogante sobre el tipo de estrategia que tendrán que adoptar los banqueros para seducir nuevamente a
sus ex-clientes para que vuelvan a confiarles sus ahorros.
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