"Sin debate, los colegios se convierten en botines de grupos dominantes"

De acuerdo a las evaluaciones que se hicieron, observaron que en la mayoría de las iniciativas había una poca o nula discusión previa hacia adentro de las profesiones, cuya consecuencia lógica sería la desinformación de la mayoría de los propios colegas.

En este sentido, subrayaron que algunos de los proyectos presentados "están patrocinados por grupos de profesionales – a veces no llegan ni a diez individuos-, que no tienen el consenso de la matrícula de la profesión respectiva, ya sea porque carecen de representatividad, porque el resto de los colegas desconoce la existencia del proyecto mismo, o porque siendo conocido, genera rechazos".

Una de las preocupaciones de Borrelli es que los proyectos ingresan a la Legislatura, y de no mediar obstáculos en la única comisión que los trata por ser competente por la materia –Legislación General-, están en condiciones de recibir sanción por mayoría simple.

Entre sus argumentos, destacó que ante semejante complejidad y conflictividad, "¿es razonable que el legislador, más allá de la facultad constitucional, por sí solo legisle en una cuestión que no ha sido debatida ni resuelta por los propios interesados? ¿Es razonable que el legislador, no mediando cuestiones de orden público, se arrogue el decidir sobre el modo de organización de terceros?"

Según él, sin el debate necesario los colegios profesionales "se convierten en una herramienta de pocos, en botines de grupos dominantes, en especulación electoral, y el mérito o conveniencia de su creación deja de ser la de los sujetos de regulación de dicha ley para transformarse en una cuestión de mera oportunidad convalidada por la Legislatura y sus mayorías ocasionales".

Al mismo tiempo, explicó que se debería tener en cuenta que en caso de que se apruebe una colegiación, la matriculación se vuelve obligatoria y con ella, "la imposición de aranceles o contribuciones para el ejercicio de la profesión y el sostenimiento de las estructuras burocráticas del nuevo colegio. Allí donde antes no había nada, ahora florecen oficinas, cursos y empleados. Allí donde imperaba la autorregulación, aparecen los tribunales de disciplina para imponer sanciones".

En este sentido, consideró que es imperioso que la Legislatura disponga de una base objetiva de información, integrada por la expresión más genuina posible de los profesionales que el día de mañana sean los matriculados del colegio, para garantizar así que la ley que habrá de sancionarse sea ecuánime, consistente y duradera, que resista el paso del tiempo y a las mayorías ocasionales.

Argumentó que la experiencia de dos años de trabajo en la Comisión de Legislación General indica que no alcanzan las reuniones de comisión debido a que en la mayoría de los casos analizados, "no lograron que los sectores enfrentados encontraran un punto de coincidencia y arribar de esta forma a una solución".

Borrelli explicó que su proyecto de ley tiene como objetivo evitar la desnaturalización de esta forma de organización de la que disponen los particulares y devolverle la lógica y el sentido a la conformación de los colegios profesionales.

"Nuestra propuesta busca transparentar y democratizar la discusión inicial dentro de cada una de las profesiones que soliciten colegiación para que el proyecto que eventualmente llegue a la Legislatura sea el resultado de un proceso virtuoso y una muestra fehaciente de la voluntad real de la matrícula de cada una de las profesiones", resaltó.