[BPN-05/01/12]
La Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (CABA) está analizando la posibilidad de
utilizar halcones para cazar palomas, un ave que se está reproduciendo
demasiado rápido según el Gobierno de la Ciudad. "Las palomas se
reproducen a un ritmo alarmante y pueden transformarse en un problema
sanitario", expresó Diego Santilli, ministro de
Ambiente y Espacio Público de la CABA.
Sin embargo, hay
voces disidentes con la metodología que quiere utilizar el ejecutivo
porteño. Carlos Fernández Balboa, coordinador de educación de la Fundación
Vida Silvestre, propone la "limpieza de los recovecos donde las
palomas forman su hábitat" como una solución posible.
Por otro lado, Enrique
Gómez, secretario de la Asociación Argentina de Cetrería,
expresó estar de acuerdo con la técnica de los halcones pero no con el
tipo de ave que utilizará el Gobierno de la Ciudad: "en una
ciudad es muy difícil manejar los halcones porque vuelan muy alto, tal vez
con gavilanes sería más conveniente porque están acostumbrados a los
obstáculos". Además, indicó que el uso exclusivo de cetrería –el
uso de aves depredadoras para la caza- es insuficiente. "Es un buen
paso, pero también hay que remover los nidos de las palomas",
comentó.
Andrés
Capdevielle, miembro del Proyecto de Conservación de Aves Rapaces
del zoológico porteño, señaló al diario Perfil que "es necesario
controlar a los halcones porque si tienen alguna enfermedad y contagian a
las palomas podría haber una epidemia".
Aves Argentinas,
una organización no gubernamental protectora de aves autóctonas, se
mostró en desacuerdo porque considera que "las técnicas de
ahuyentamiento tradicional sólo generan un efecto a corto plazo y muy
localizado" y, por lo tanto, "las palomas desaparecen por un lapso
de tiempo breve o el problema se traslada a otro espacio".
Una de las
razones que explica el uso de la cetrería, una práctica milenaria, es que
la paloma es una especie protegida por la Ley nacional 12.913. Como
consecuencia, es ilegal su matanza y no está permitido declararla plaga.
Por otro lado,
Santilli defendió esta técnica porque no tendría un impacto negativo en
el ecosistema: "es un control biológico que utiliza aves que ya
existen en la ciudad".