Las
reglas del juego
Nuestro
ideal como medio de comunicación sería que todos pudieran, libremente,
expresar todo sobre todos....
Cuando
un lector, gracias a la magia de los tiempos modernos, desde una casilla de
correo, vierte conceptos sobre hechos o personas sin firmarlo, en realidad está
escondiendo la posibilidad de que se le pueda exigir que se haga cargo de lo que
dice. Esto le quita peso y valor a sus palabras dado que en ningún caso, el
corresponsal presupone, que tendrá que demostrar o fundamentar las razones por
las cuales llegó a las conclusiones que expresa.
En
general los anónimos tienen valor para los medios de prensa cuando hacen llegar
reclamos sobre HECHOS que el mismo medio luego investiga. En estos casos las
fuentes son protegidas y nunca, salvo expreso consentimiento del denunciante, se
revelan.
La
carta anónima, y en esta época los e-mails, generalmente tienen esta
característica cuando su contenido es injurioso o calumnioso, porque de esta
manera el autor piensa que puede escapar a la justa respuesta que sus palabras
provocaran en el destinatario de su ofensa.
No
considero que sea justo que una institución o una persona, que si da la cara,
que tiene nombre y apellido, que se hace cargo de lo que hace y dice sin
esconderse y que utiliza argumentos constructivos a un debate formativo desde la
cultura social, tenga que confrontarse con otra que no tiene entidad física, no
se hace cargo de sus palabras y hechos y sus argumentos conspiran contra la
posibilidad de las personas de utilizar el lenguaje para consensuar ideas o
políticas.
Ariel
Rosales
Productor
periodístico