[BPN-06/04/11]
El pasado viernes 25 de marzo, por muy poquito no caí en la trampa.
Recibí en mi celular un mensaje de texto que decía: "Usted es
acreedora de un televisor de plasma de 42" más un DVD
incorporado". Y agregó que una empresa que por el momento llamaremos
"Pirulo" (una gran empresa de marketing de un país
hermano) festejaba su aniversario en el país. Nos pedía que nos
comunicáramos con el remitente para obtener más información sobre la
publicidad y sus premios. En ese momento, por el feriado, el número
remitente no contestó pero lo volvimos a intentar el sábado por la
mañana.
No voy a
comentar los pormenores de la repercusión de semejante noticia en la
familia, pues sería muy largo de explicar ya que después de comunicarnos
por teléfono no solo habíamos ganado los premios mencionados sino que se
agregó un premio sorpresa: ¡Un Toyota Corola 0 km! Lo íbamos a recibir
el siguiente martes en Córdoba al 800 de esta ciudad capital, cita a la
que teníamos que llegar bien vestidos y con puntualidad ya que seríamos
agasajados con un almuerzo y filmados para que la empresa pudiera
publicitar los premios y sus ganadores.
Todo venía
más o menos bien hasta que el supuesto gerente de "Pirulo", Sr.
Pedro Daniel Aparicio, nos dijo que para comenzar los trámites de
patentamiento del vehículo debíamos comprar $600 en tarjetas de
telefonía celular de las tres grandes empresas que existen que no
debíamos abrir, pues el martes las teníamos que presentar cerradas en el
lugar convenido. Además, si las comprábamos en el curso de la siguiente media hora y lo volvíamos a llamar, ganábamos otro premio.
A esta altura
de los acontecimientos, algunos miembros de la familia sospecharon algo
raro, pero no quisimos dejarnos desilusionar ya que el entusiasmo era
superior. Seguimos adelante y compramos las tarjetas en cuestión. Al
hacer el segundo llamado, nos pidieron que les pasáramos el código de
las tarjetas y ahí las dudas aumentaron. Les facilité dos y la
comunicación se cortó: en realidad me había quedado sin crédito en
el celular.
Reunión
familiar y opiniones: -¡Eso es una estafa, no sigamos adelante! Muy bien,
si es así, ya deben haber utilizado el importe de la tarjeta. Sin embargo
cargamos la primera y la operación se registró con éxito, por lo tanto,
hasta ahora, no habíamos sido estafados.
Comenzó la
investigación: llamamos a una de las empresas de telefonía celular pero
atendía la maquinita; a otra y lo mismo hasta que nos comunicamos con
la tercera. La operadora nos dijo que no sabía nada de la promoción y
que el número de donde provenía el mensaje no era de su empresa.
Llamamos por
teléfono a un amigo y le pedimos que confirmara –ya que vivía cerca de
allí- si existía o no esa empresa en Córdoba al 800 de la ciudad de
Buenos Aires, pero en esa dirección había un edificio y no podíamos
saber si en él residía o no la empresa en cuestión.
Mientras
tanto, yo seguía en Internet y la empresa que dimos en llamar
"Pirulo" apareció. Sería chilena y desde 2005, "la
primera y única agencia de marketing móvil en Chile, ayuda a grandes
marcas a incrementar la efectividad de su publicidad y marketing,
utilizando como medio troncal el mensaje de texto y otras herramientas
móviles", según su sitio en Internet.
Nuestro estado
de ánimo subía y bajaba según las novedades se presentaban. A esta
altura ya había pasado más de una hora del primer llamado y decidimos
intentar cargar el segundo código de la tarjeta que proporcionamos al tal
Aparicio por teléfono y ante la sorpresa de todos, también tuvimos
éxito y el importe se acreditó al celular, ¿Entonces, sería posible
que no fuera una estafa y que hubiéramos ganado todo lo que nos dijeron?
La ilusión
siguió bastante firme hasta que se me ocurrió poner en el buscador de
Google el nombre del supuesto gerente "Pedro Daniel Aparicio".
Los vínculos relacionados con este nombre no paraban de aparecer y cuando
los empecé a leer se trataba –en todos los casos- del mismo cuento del
tío con más o menos precisiones. Todos coincidían en que era una estafa
cuyos montos podían variar entre los $20 y los $800 siempre en tarjetas
de teléfono.
La estafa se
producía cuando se proporcionaban los códigos y quizás quien los
recibía las cargaba o los vendía. El número remitente desde el que me
llegó el mensaje fue el (03884) 43-5591 correspondiente a la localidad de
Arroyo Colorado en Jujuy. Otro número remitente desde el cual estafaron a
otra víctima fue el (03884) 22-9849 también de esa localidad.
En los
distintos sitios que encontré sobre este tema se hacía referencia a que
esta modalidad de estafa realizada por este "Pedro Daniel
Aparicio" se viene haciendo desde el 2006 y, por lo que me pasó,
sigue muy vigente.
¡¡¡¡Atenti
a todos los premios que dicen que ganamos!!!!