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Correo de Opinión Elecciones : cambios necesarios por el Adm. Jorge Ferrera En los próximos días los socios de dos cámaras de administradores (UADI y CAPHyAI) asistirán a elecciones de miembros de su comisión directiva, oportunidad ésta que evidenciará resultados para su posterior análisis. Los que somos socios deberemos participar en tal circunstancia democrática y es en ese espacio donde tendremos la oportunidad de manifestar verdaderas intenciones de cambios profundos en nuestra actividad como administradores de consorcios o bien podemos optar, como sucede en las asambleas de consorcios, quedarnos en nuestras oficinas observando como espectadores, con apatía, falta de compromiso profesional, despreocupación, indolencia e indiferencia mientras unos pocos deciden por nosotros, cuando en realidad deberíamos prestarle mucha atención a concurrir porque es este, y no otro, el momento de concientizarnos de la importancia de participación en la elección de quienes serán los que "nos representen" en nuestro accionar profesional y de cara a la sociedad consorcial. Los cambios, como en general siempre suced,e deben ser desde abajo hacia arriba y no necesariamente me refiero al cambio de "nombres" sino a procedimientos, conductas, actitudes, etc, que son básicamente las que deberían cambiar y si estos cambios son sólo de "maquillaje" estaremos nuevamente presenciando como espectadores, que los cambios son "para que nada cambie", de eso los argentinos tenemos una vasta experiencia. Somos los propios administradores (socios) quienes a partir de una profunda autocrítica propulsemos cambios destinados a transparentar y dignificar nuestra profesión y para ello los caminos los conocemos todos, lo manifiestan los consorcistas, los políticos, los colegas serios y responsables, los periodistas, etc. Esto es jerarquizar nuestra profesión, sacar del mercado a los administradores corruptos, capacitarnos, escuchar a los consorcistas, consensuar políticas de acción conjunta, recuperar la credibilidad y el respeto de la sociedad, etc, etc. Lo que es difícil de imaginar es que estos cambios se darán por la sola enunciación voluntarista de los mismos y con los mismos protagonistas (directivos) que son quienes nos "han representado" hasta ahora. La pregunta que nos debemos hacer los socios de las cámaras es: ¿nos representan? ¿Son representativos de nuestras voluntades, nos consultan, nos tienen en cuenta para alguna otra acción que no sea pagar la cuota mensual y concurrir a algún seminario, congreso o jornadas de actualización mediante el pago del "arancel preferencial" por ser socio ? ¿Nos defienden frente a la carga interminable de tareas que día a día nos imponen los organismos nacionales, municipales, etc, etc.? ¿Sabrán "nuestros representantes" que muchísimos administradores subsisten en su profesión a base de medicamentos tranquilizantes, sesiones de kinesiología, yoga y cuanto tratamiento puedan imaginar para poder llevar a cabo nuestra tarea ? ¿Son concientes de la vergüenza ajena que muchos sentimos cuando escuchamos en una reunión social "tal administrador estafo a tales consorcios" seguido del "son todos iguales"? ¿Reflexionarán con sentido común cuando alguna entidad de consorcistas solicita ser consultada cuando se deciden y comprometen sus fondos al aprobar convenios en forma legal, por cierto, pero inconsulta y arbitrariamente? Son concientes de que "comprometer" fondos implica reducir trabajos de mantenimiento en los edificios, por ejemplo, (con el consiguiente perjuicio) o bien aumentar el monto a pagar de expensas y que en muchísimos casos los administradores (y los encargados de edificios) somos destinatarios de enojos fundados por parte de los consorcistas? Podría seguir enunciando muchísimas situaciones que a diario hacen de nuestra profesión un insoportable cúmulo de tareas, responsabilidades, riesgos de todo tipo, etc, y conllevan a repensar seriamente en desear un cambio de profesión. Seguramente muchos colegas se sentirán identificados con esta apreciación porque lo viven a diario. Por supuesto, no quisiera ser injusto con muchos miembros de comisiones directivas que trabajan voluntaria y eficientemente desde sus cargos dentro de las mismas, a quienes hago llegar mi reconocimiento y gratitud. En realidad lo que está en cuestión son las políticas erróneas que se vienen llevando a cabo desde algunas instituciones. Si hacemos un poco de memoria cuando se trató en la legislatura la hoy vigente ley 941 (Registro Público de Administradores en Capital Federal), el rol institucional y su participación prácticamente quedó plasmada en los famosos "once puntos". Bastante pobre, por cierto, en sus argumentos de oposición a su sanción. Vale recordar que en el recinto de la legislatura porteña el día de su sanción estábamos tres o cuatro administradores presenciando la misma sobre más de cuatro mil administradores hoy registrados. Aquí la representación institucional brilló, pero por su ausencia. Seguido a ello las cámaras firman el convenio 378/04 aprobado por resolución Nº 113 de la Secretaria de Trabajo de la Nación el 26/4/2004, con la consiguiente repercusión que dio origen a innumerables reclamos por parte de los consorcistas, presentaciones judiciales de impugnación, etc., etc... Recientemente fue presentado a través del diputado Hugo Santilli (Juntos por Bs. As.) un proyecto de ley de creación de un Colegio Público de Administradores en Capital Federal que ha recibido, tal como fue presentado, el rechazo en muchos de sus artículos por parte de diferentes instituciones que representan a los consorcistas y que puntualmente sus sospechas están referidas a que si este registro no implicara una enorme concentración de poder político y económico en manos de quien "conduzca" este registro. Ante este panorama de divisiones, posiciones enfrentadas y desconfianza recíproca entre consorcistas y administradores se deben generar escenarios de confianza que permitan a los consorcistas formar parte activa en el conocimiento y seguimiento de los procesos críticos de la gestión y así fortalecer la transparencia de nuestros actos, como así también afianzar con los consorcistas una comunicación efectiva que permita coordinar acciones correctivas y preventivas de actitudes lesivas para sus intereses. El actuar de espaldas a la comunidad consorcial impide distinguir entre los "buenos" y "malos" administradores con la consiguiente pérdida de respeto profesional hacia nuestra gestión. Es por ello que considero imprescindible y necesaria la participación de los socios en estos actos eleccionarios, como son también imprescindibles y necesarios cambios que permitan perfeccionar la comunicación y encontrar políticas de acuerdo y consenso con nuestros administrados. Es responsabilidad de todos colaborar y participar en mejorar la calidad de nuestras instituciones. |
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