Anuario
2007
Administradores: la
creación del colegio
Las entidades de
administradores se unieron para tratar de conseguir el consenso legislativo que
necesitaba el proyecto de ley que promovía la creación de un Colegio de
Administradores de la CABA
Si bien se postergó su tratamiento, las instituciones se mantuvieron unidas y
firmaron un acuerdo de tres puntos para trabajar en conjunto.
[BPN-28/01/08]
Durante el 2007 uno de los hechos que quizá más conmovieron a la
comunidad consorcial –por sorpresivo e inesperado- fue cuando en octubre se
realizaron, aparentemente en forma urgente, una serie de consultas en la
Legislatura porteña de asesores y legisladores con consorcistas y
administradores para aprobar un proyecto de ley que crearía un Colegio Público
de Administradores en la ciudad de Buenos Aires.
Ya en junio de ese
año, el legislador Jorge Enríquez había anticipado, en una entrevista a este
medio, que consideraba oportuno –luego de la creación del Colegio de
Corredores Inmobiliarios- la creación de un colegio para los administradores.
A los consorcistas
esta noticia los tomó desprevenidos porque el proyecto de Diego Santilli
arrancó en mayo de 2004 cuando expresó en una charla organizado por AIPH en la
Legislatura porteña que estaba trabajando en esa idea con sus asesores. En ese
momento, también especuló con la posibilidad de hacer algo en conjunto sobre
este tema con el Instituto Superior Octubre. Durante esos tres años, -si
bien los miembros de AIPH siguieron adelantando el tema con los asesores de la
Comisión de Legislación General y del Trabajo- no se había avanzado en forma
sustancial. Fue así que a través de los años se fue creando la sensación de
que sería otro de los tantos proyectos de ley que termina archivado en la
legislatura por falta de consenso entre las partes.
La posibilidad
cierta de que el proyecto se hiciera realidad trajo como inmediata reacción lo
que no habían conseguido nunca: la unión de todas las entidades de
propietarios para impedir su concreción y la consecuente unión de todas las
entidades de administradores para apoyarlo.
La nerviosa carrera
de unos y otros tenía fecha final. Terminaría con la renovación de la mitad
de la cámara legislativa local a principios de diciembre. Los administradores
ya habían advertido que si no se conseguía aprobar el proyecto antes, su
futuro político era incierto.
El final lo
conocemos todos. Luego de la mirada adversa de los consorcistas y su reflejo en
los medios gráficos nacionales, Santilli y Enríquez –casi sobre la fecha
señalada- acordaron postergar su tratamiento hasta marzo de este año.
La coalición
Un proyecto como el
de la creación de un Colegio Público de Administradores –por su envergadura
y por la oposición que generó dentro del campo de los propietarios- necesitaba
de fuerzas especiales. Fue así que amigos y enemigos irreconciliables de
antaño se aliaron para tratar de conseguir el consenso legislativo que se
necesitaba.
Esta coalición
-desde un punto de vista estratégico- eligió a la Legislatura de la ciudad de
Buenos Aires como campo de batalla. Como fuerzas amigas, se coalicionaron todas
la entidades de administradores para aprovechar "la chapa política"
de mostrarse unidos y los contactos políticos que cada una poseía. Como
enemigos se enfrentaron abiertamente con los representantes de los consorcistas
que contra todos sus pronósticos ya se habían unido salvando diferencias en
algunos casos muy profundas.
La coalición era
más que heterogénea. Lograron sentarse juntos más enemigos que amigos.
Durante años, una de las entidades de administradores había sido acusada por
las otras de ser una "cámara amarilla" al servicio del sindicato de
los trabajadores del sector, otra de no representar a nadie mientras que otra se
había creado –en su momento- como una reacción de los socios de esas mismas
entidades ante la indiferencia con que eran tratadas sus iniciativas y
propuestas por sus propios dirigentes.
Llamó la atención
que en las dos reuniones que los administradores realizaron en la Federación
Argentina de Municipios la convocatoria fue pobre teniendo en cuenta que las que
convocaban eran cinco entidades. En la segunda, los asistentes rondaron las
cuarenta personas, unas ocho personas por entidad.
La iniciativa
legislativa para conseguir un Colegio Público de Administradores naufragó
frente a la intransigente oposición de los consorcistas y su reflejo en los
medios nacionales. Se puede especular que si bien Enríquez terminaba su mandato
a fin de año, Santilli se quedaba y pudo haber evaluado que sacar una ley en
esas condiciones podía llegar a ser dañino para su ascendente futuro
político. Tampoco se puede descartar la posibilidad de una orden directa del
mismísimo titular del PRO (Mauricio Macri). No hay que olvidar que el
macrismo ya estaba inmerso –aún antes de empezar su gestión- en un áspero
debate con los vecinos por el aumento del ABL y el legislador Caeiro (ARI)
estimó a este medio que no habría consenso en crear "una carga más para
el contribuyente de la ciudad".
Otro hecho que
sacudió a la flamante coalición de las entidades de administradores fue, al
poco tiempo de haberse anunciado, la firma inconsulta a sus compañeros de
batalla –a pesar de las declaraciones conjuntas de que todas las entidades de
administradores consensuarían posiciones en las discusiones paritarias- de una
gratificación extraordinaria para los empleados del sector. "Me enteré
por Clarín", dijo el presidente de FRA, mientras que el presidente de AIPH
desmintió su participación de ese acuerdo afirmando que "los postulados
de nuestra institución no contemplan la participación en las paritarias".
Sin embargo, –a
pesar de todas las dificultades- las entidades de administradores consiguieron
mantener cierta unidad y a principios de diciembre firmaron un acuerdo de tres
puntos básicos para trabajar en conjunto.
La gestión de
Bielli en la CAPHyAI
El primer año de la
gestión de Bielli en la CAPHyAI no fue fácil. Su ofrecimiento -durante la
gestión de Néstor Pirosanto- de brindar
"asesoramiento e instalaciones" a los consorcistas para participar en
las paritarias no se concretó en las convenciones colectivas de trabajo de
abril del año pasado ni en la firma de la gratificación extraordinaria de
diciembre de ese año.
Desde el punto de
vista económico, la institución más antigua del sector pasa por momentos
difíciles. Afronta el pago de cuatro juicios laborales por varios cientos de
miles de pesos y eso se vio reflejado en algunas de sus actividades
institucionales. Su revista se relanzó luego de un año de receso y bajo la
presión de duras críticas de un sector de sus socios. En este momento, está
abocada a la obtención de un crédito que le brinde el oxígeno necesario para
seguir con las actividades institucionales.
En el campo
político, a pesar de que no pasó mucho tiempo desde las elecciones, sigue
manteniendo a una parte de sus socios unidos en una oposición crítica no sólo
a su gestión sino también a las anteriores teniendo en cuenta que gran parte
de su Comisión Directiva –tras las elecciones- no se renovó.
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