Equivocarse puede constituir una oportunidad... Hay un dicho popular que dice que “sólo se equivoca quien trabaja”, haciendo alusión a que las equivocaciones o errores son parte ineludible de todo aquel que produce algo o presta algún servicio a pesar de los controles de calidad y métodos que se implementan para evitarlos. En
el libro “Venda lo invisible” de Harry Beckwith, autor estadounidense
que estudió a fondo las distintas formas de promover la venta de servicios,
el autor reflexiona sobre las diferentes acciones a tomar cuando se comete
un error durante el curso de un trabajo que se le realiza a un cliente. Pues
bien, “¿Qué debe hacerse después
de cometer una equivocación? ¿Pasarle la responsabilidad a los demás o
hablar rápido, lo que prácticamente no engaña a nadie y sólo empeora las
cosas? ¿O bien, enfrentar el asunto y arreglar el problema de manera que
comunique: Usted nos importa en realidad y enmendaremos el error de
inmediato”, se pregunta el autor. Y
si ahora nos trasladamos a la oficina de la administración... ¿Cuántas
veces nos olvidamos de darle curso a algún reclamo y nos acordamos del
mismo cuando el propietario nos llama por 2 o 3 vez? ¿Cuántas veces nos
pasa que olvidamos llamar a alguna unidad por la consulta que nos hicieron
sobre el sueldo del encargado o por la obra que todavía no se terminó, o
por algún comentario sobre seguros, etc. etc. etc.? Y sí, quien puede
negarlo?. Estamos
viviendo una situación única en este bendito país y si hiciéramos un
seguimiento exhaustivo sobre qué nos lleva más tiempo, quizá lleguemos a
la conclusión de que los bancos, trámites impositivos y administrativos se
llevan el mayor tiempo de nuestra jornada laboral y que a nuestros clientes
les dedicamos muy poco tiempo en comparación con las otras actividades. Pero...
¿y si aprovechamos ese error cometido y lo llamamos nosotros contándole
el por qué de nuestro olvido y mostrándole que nos interesa su consulta,
duda o problema? Casi con total seguridad este cliente se sentirá
importante al recibir nuestra llamada y por sobre todo entenderá que no fue
una falta de interés por nuestra parte sino un olvido debido a la cantidad
de trabajo que estamos realizando y a los problemas derivados de la misma
situación en la que todos estamos inmersos. Es más, se sentirá mucho más
cercano a nosotros, sabiendo que hemos hecho un tiempo entre todas nuestras
tareas para llamarlo y decirle que no nos hemos olvidado de él. De esta
manera, habremos conseguido acercarnos más a nuestro cliente y de un error
cometido supimos obtener una oportunidad de mejorar nuestra relación. Es
por esto que el autor dice que “Los
grandes errores constituyen grandes oportunidades”. ¿Se acuerda de
Roger, el empleado de Dayton’s, cuando le prometió a su cliente que su
chaqueta estaría lista en 5 minutos del que le hablamos en nuestro boletín
número 102 del 25/3/2002...? |
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