[BPN-30/11/06]
A esta altura
del año, nos gustaría hacer una reflexión analizando algunas de las
noticias sobre los diferentes acontecimientos vinculados al mal
funcionamiento y a la falta de mantenimiento de los ascensores.
Muchos
recordarán el caso del juzgado de San Isidro, el del colegio de Capital Federal o el más reciente sucedido el pasado 15 de noviembre en
la provincia de Córdoba, donde un niño perdió la vida. Este último
caso sucedió porque el chico, jugando, se escondió entre
las puertas de la cabina y el rellano que estaban excedidas en su distancia reglamentaria
(Ordenanza Municipal Nº 49.308 del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires). El resultado: falleció al ser arrastrado por el ascensor
que fue llamado desde otro piso.
En el 2006,
nuestra empresa ha tenido una gran cantidad de solicitudes de inspecciones
técnicas a nuevos edificios y en algunos casos nos encontramos con
consorcios en los que notábamos que los ascensores, en apariencia,
estaban en un muy buen estado. Sin embargo, lo que surgía a consecuencia de una
inspección más profunda es que los trabajos que habían realizado eran
de revestimiento. En apariencia, quedaban en perfecto estado pero la
situación cambiaba si se verificaba la sala de máquinas (donde no se ve)
debido a que en algunos casos tenían graves problemas de seguridad.
Tenemos que
entender que el tema seguridad de los ascensores es fundamental. De nada
sirve el exterior y la apariencia cuando el corazón del sistema está en
malas condiciones. En este caso, podemos utilizar el ejemplo de una
construcción, si no tiene una base sólida y una buena estructura que lo
sostenga y evite un accidente, de nada sirven todos los adornos que se le
puedan incorporar.
Por este
motivo, invertir unos pesos en un paracaídas, frenos, cerraduras,
selectores, controles electrónicos, balanzas de peso para el control de
sobrepesos, instalaciones eléctricas, cables de acero, finales, etc.
resulta ser una inversión de primera necesidad dado que los usuarios
suben y bajan constantemente sobre esos equipos.
Sólo en un
segundo plano, debería tenerse en cuenta el embellecimiento o la
estética de los ascensores, con lo cual nosotros no sólo estamos
totalmente de acuerdo sino que inclusive tenemos un departamento que se
ocupa de su realización.
La evaluación
final es que no deberíamos vivir de "apariencias" sino prestar
más atención a los "contenidos".