Mucho ha dado que hablar el proyecto de ley del legislador porteño Roberto Destéfano
que, entre otras cosas, propone como obligatorio que la rendición anual de
cuentas que deben efectuar y presentar los administradores, sea auditada
contablemente por un contador matriculado.
La gente
debería tomar conciencia de que una auditoría es algo a lo que tiene derecho
y ello por la simple razón de que el administrador no es sino un
mandatario que opera con dinero ajeno, el que con mucho esfuerzo aportan
los co-propietarios como expensas. Sobre si deberían ser obligatorias o
no, me referiré más adelante.
Lamento
decirles que mi experiencia indica que así como hay administradores
honestos y cumplidores, también existen los que no lo son, agregando que
algunos tienen conductas que pueden calificarse como delictivas. Es muy
fácil tentarse cuando se manejan importantes sumas de dinero. Muchos
consorcios "ahorran" por ejemplo, al no abrir una cuenta
corriente bancaria, perdiendo de vista que su dinero va a una gran bolsa
de gatos que es la cuenta bancaria del administrador, quien utiliza la
totalidad de los fondos sin discriminar a quién pertenecen. Esto trae
además como consecuencia que en las liquidaciones cargan como rubro
"gastos bancarios", "impuesto Ley 25.413" o como
quieran llamarlo, por sumas que no pueden controlarse –porque surgen de
documentación que no es del consorcio- y que muchas veces son excesivas
para el real movimiento de fondos, es decir que lo barato puede salir
caro.
Cualquier
propietario puede ir a mirar los comprobantes y esto dará
cierta seguridad acerca de que por ejemplo, las cargas sociales –punto
extremadamente sensible- fueron pagadas. Pero no cualquiera está
capacitado para determinar si se da correcto cumplimiento a la maraña de
normas legales, laborales, impositivas y municipales que afectan a los
consorcios y cuyas consecuencias por incumplimiento no pagará el
administrador si no ¿quién? los copropietarios, por supuesto.
Una auditoría
contable es mucho más abarcativa que mirar el comprobante y contar las
bolsas de residuos que compró el administrador y sería muy interesante
saber qué cosas he descubierto a lo largo del tiempo para sorpresa de
los co-propietarios involucrados.
Deberíamos
preguntarnos acerca de los intereses que puedan tener aquellos que se
oponen a la realización de auditorías, que en caso de resultar
satisfactorias avalarán la conducta y proceder del buen administrador.
Todos
coincidimos en que disposiciones tales como la limpieza de tanques,
análisis de agua potable, control de matafuegos, control de ascensores y
otras, son en beneficio de la comunidad consorcial. A nadie le gustaría
enfermarse por tomar agua contaminada o caerse del ascensor porque no
estaba en condiciones de funcionar, pero pongámonos una mano sobre el
corazón y preguntémonos si voluntariamente pagaríamos los abonos
mensuales a estas empresas si no fuera obligatorio.
Ningún
administrador consciente se atrevería a incumplir estas normas, pero
muchos a sabiendas o por desconocimiento infringen otro tipo de leyes,
"dibujan" las cifras y/o mal manejan dinero que no es suyo (por
no decir estafan), con la sensación de impunidad que da saber que la
mayoría de los co-propietarios no se involucra. Como dice el refrán, la
culpa no es del chancho sino de quien le da de comer.
Podemos
concluir que no se trata de un gasto sino de una inversión en
tranquilidad. Se ha dicho que el costo ronda entre los 1 mil y 2 mil
pesos, lo cual no siempre es así. Los presupuestos se ajustan de acuerdo al
período a revisar, cantidad de unidades y otras variables que podrán
hacer que la suma sea inferior o superior a este monto. Tampoco sería
necesario que sea un costo anual de esa magnitud debido a que puede convenirse el
control permanente mensual por un abono obviamente mucho menor.