[BPN-29/11/07]
"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de
expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus
opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de
expresión.". Así afirma el artículo 19 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
El derecho a
la libre expresión es esencial para el respeto y la promoción de todos
los derechos humanos. Sin la posibilidad de opinar libremente, de
denunciar injusticias y clamar cambios, el hombre está condenado a la
opresión.
Justamente,
por estas mismas razones, el derecho a la libre expresión es uno de los
más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir
cambios, como por personas individuales que quieren imponer su ideología
o valores personales, haciendo callar a los otros.
John
Stuart Mill (1806-1873), filósofo, político y economista inglés |
La lucha por
la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por
la libertad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la
libertad de los demás es respetar nuestra propia libertad de palabra.
Durante el
periodo de la Ilustración o Siglo de las Luces (siglo
XVIII), el derecho a la libertad de expresión fue concebido -para
filósofos como Montesquieu, Voltaire y Rousseau-
como la posibilidad del disenso que fomentaba el avance de las artes, las
ciencias y la auténtica participación política.
John Stuart
Mill argumentó que la libertad de expresión era vital para asegurar
el progreso y que nunca podríamos estar seguros de que una opinión
silenciada no contenía una parte de verdad.
Ingeniosamente,
también razonó que incluso las opiniones falsas tienen valor debido a
que refutándolas, los partidarios de las opiniones verdaderas aumentan su
confianza en las mismas.
Según él, la
libertad de opinión es necesaria por cuatro motivos:
Primero, una
opinión, aunque reducida al silencio, puede ser verdadera. Negar esto es
aceptar nuestra propia infalibilidad.
Karl
Marx (1818-1883), filósofo, historiador, sociólogo, economista,
escritor y pensador socialista alemán |
En segundo
lugar, aunque la opinión reducida a silencio sea un error, puede
contener, y con frecuencia contiene, una porción de verdad; y como la
opinión general o prevaleciente sobre cualquier asunto rara vez o nunca
es toda la verdad, sólo por la colisión de opiniones adversas tiene
alguna probabilidad de ser reconocida la verdad entera.
En tercer
lugar, aunque la opinión admitida fuera no sólo verdadera, sino toda la
verdad, será sostenida por los más de los que la admitan. Por prejuicio
o por poca comprensión del sentido de sus fundamentos sociales.
Y no sólo
esto, sino que, en cuarto lugar, afirmaba que el espíritu de la misma
doctrina correrá el riesgo de perderse o debilitarse, perdiendo su vital
efecto sobre el carácter y la conducta.
Karl Marx
en sus escritos iniciales expresa de manera muy clara su concepción y
rechazo a cualquier restricción a la libertad de expresión. Sostiene que
es inadmisible que los gobiernos o la ley limiten ese derecho fundamental
del espíritu humano. Dice textualmente: "No se puede esperar que una
rosa huela de la misma manera que una violeta; entonces ¿por qué razón
debería el espíritu humano, el valor más importante que poseemos,
existir de una sola manera?.
El hecho de
que no todos opinemos lo mismo no significa que tengamos que darle espacio
a algunos y silenciar a otros. Esa no es, ni debe ser, la misión de
cualquier medio de comunicación que se defina como independiente.