[BPN-11/01/18]
Durante el año pasado la noticia más importante fue, sin duda, la
presentación mediática y el intento de ingresarlo en la Legislatura porteña
del proyecto de ley "Aplicación Oficial Consorcio Participativo"
por Horacio Rodríguez Larreta. Fue el más importante porque
afectará directamente a las cuatro patas que, a grandes rasgos, componen
la mesa de la comunidad consorcial: los consorcistas (propietarios e
inquilinos), los administradores, los encargados y en principio a un
sector de los proveedores.
¿Por
qué involucró a un sector de los proveedores sólo en principio? El
primer sector perjudicado –según expresó el autor de la iniciativa, Facundo
Carrillo, secretario de Atención y Gestión Ciudadana- serán las
empresas que proveen servicios informáticos a consorcios y
administradores. Sin embargo funcionarios del Gobierno adelantaron en
conversaciones informales que en sucesivas versiones del aplicativo
oficial se analizarán más en detalle las facturas del resto de los
proveedores de los consorcios. Para realizar más controles el Gobierno
podrá saber con qué proveedor trabaja cada consorcio, cuánto le paga y
en cuántas cuotas, Sin embargo hasta ahora no se puedo acceder en
detalle al tipo de análisis que el Estado planea hacer sobre esos datos.
¿Cómo
la novedad involucró al sector laboral? Como el proyecto pretende que las
liquidaciones de expensas de los consorcios se realicen mediante una
aplicación del Estado local y Rodríguez Larreta colaboró estrechamente
con Víctor Santa María -titular del SUTERH- en temas de consorcios,
muchos actores del sector expresaron rechazo y desconfianza de que el
Gobierno local llegue a compartir con el sindicato todos o parte de los
datos privados, comerciales y laborales tanto de los propietarios e
inquilinos como de los mismos consorcios.
Desde
el 13 de octubre hasta fin de año la actividad consorcial fue febril. Al
principio, como un tren avanzó despacio pero fue tomando fuerza e impulso
con el transcurrir de los días. Todas las entidades de consorcistas se
expidieron sobre el tema: algunas simplemente lo rechazaron y otras
expresaron serias reservas. Sólo una apoyó el proyecto casi sin
condiciones. Del sector de los administradores la CAPHyAI, AIPH, FRA y
APARA lo rechazaron. El presidente del AIERH hizo saber sus objeciones
públicamente. Por su parte, la UADI mantuvo un prudente silencio.
Otra
consecuencia del proyecto fue que las empresas de servicios informáticos
–empujados por las declaraciones de Carrillo que les auguró que no
tendrán más remedio que cerrar o dedicarse a otra cosa- conformaron una
cámara empresarial para defender sus derechos y los de sus empleados.
Tras
tres espesas reuniones –una de asesores y dos de legisladores- se
emitió un dictamen para que la Legislatura en su última reunión –sin
debate- lo pueda aprobar.
Sin
embargo, los números no deben haber cerrado y los votos no alcanzaron
porque finalmente la iniciativa Consorcio Participativo no se puso a
consideración de los legisladores de la CABA.
Carrillo
prometió que en marzo volverá