Viernes
13
Noche
de brujas
La Diputada
Sandra Dosch (Frente Grande) y el asesor Martín Gonzáles fueron a debatir a la
UADI (Unión de Administradores de Inmuebles) un proyecto de ley de registro de
administradores que,
de hecho, tiene todo el camino allanado para ser aprobado.
"El proyecto tiene un despacho
consensuado de la Comisión de Legislación General y además consensuado con
parte de las distintas fuerzas políticas de la legislatura", contestó
la diputada a una de las primeras preguntas que realizó uno de los presentes
que, en un comienzo lleno de tensión, quiso saber a título de qué se hacía el
debate.
La diputada cuando reitera la palabra
consensuada, sabe de qué habla. Con la firma de Alberto Fernández (Bloque
Justicialista), Delia Bisutti (ARI) y de ella misma (Frente Grande) tiene
garantizada la mayoría necesaria para convertir en ley un proyecto que, a lo
largo de la noche, levantó numerosas objeciones.
Seguridad jurídica del administrador
¿Cualquier propietario puede hacer
una denuncia, inclusive sin fundamento, contra el administrador en el registro?
preguntó un asistente a los disertantes. La respuesta del asesor
Gonzáles fue que no se puede privar al propietario de un derecho constitucional
como sería el poder peticionar ante las autoridades, tanto contra un
administrador como contra un particular. En el debate que continuó se
argumentó que si un propietario o un grupo de propietarios, realizan falsas
denuncias contra el administrador, éste deberá ocuparse de presentar descargos
que le insumirán tiempo y dinero del que no dispone ni siquiera ahora. La respuesta
fue terminante en el sentido de que el administrador podrá hacer juicio penal y
civil al falso denunciante por los daños y perjuicios causados tal cual se
viene realizando hasta el día de hoy. Como duda a resolver en una futura
reglamentación, de la que se ocupará la Dirección General de Defensa y
Protección al Consumidor del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, estará la
de resolver cómo se garantizará el derecho a un justo e imparcial juicio a un
administrador, que enfrenta una denuncia por incumplimiento de los deberes que
plantea el Registro que puede terminar con su carrera profesional ante la
cuestionada autoridad administrativa del estado. Aquí uno de los presentes
observó que si la Ciudad no dispone de fondos para controlar los registros y
actividades existentes (ascensores y tanques de agua) no va a poder garantizar
el justo cumplimiento de esta nueva ley con los funcionarios de que dispone.
El consorcio no cumple y el
administrador "va preso"
Uno de los temas que
"calentaron" el debate fue la posibilidad de que frente a la morosidad
creciente en la cobranza de expensas, el administrador no pueda enfrentar el
pago de las obligaciones del consorcio, quedando de esa forma, como responsable
legal, automáticamente en trasgresión con el Registro por no estar en
condiciones de presentar los comprobantes o documentos que acrediten pago de
impuestos municipales, aportes y contribuciones provisionales y cuotas
sindicales entre otras, tal cual lo establece el artículo 11º.
Una asistente comentó a esta
redacción que una salida posible es que el administrador asigne como prioridad
de pago lo exigible por el registro en lo inmediato y postergue los pagos a los
proveedores hasta inclusive, de agravarse la situación, la suspensión o el
corte de los servicios comunes. En caso de no ser así otra salida posible
sería, tal vez, que el administrador se convierta, obligado por la
característica del proyecto, en prestamista del consorcio lo cual da lugar,
probablemente a una polémica que excede el carácter de esta nota pero que sería muy interesante para nosotros desarrollar en un futuro.
Los representantes de la legislatura
sostuvieron que la única solución que le quedaría al administrador, que está
imposibilitado de cumplir con sus obligaciones por falta de fondos del consorcio,
es convocar a asamblea, plantear claramente la realidad y de no haber una
respuesta que contemple su situación, renunciar.
El auto-administrado no está exento
Según el proyecto de la ley las
auto-administraciones tendrán que cumplir con todas las obligaciones que ésta
impone salvo la de registrarse, si se da el caso que el administrador vive en el
edificio y no lo hace a título oneroso. Estas son, entre otras: sólo contratar
provisión de bienes y servicios a quienes posean título o matrícula cuando la
ley así lo exija y que estén en condiciones de exhibir los comprobantes del
seguro de riesgo de trabajo del personal a su cargo; presentar una declaración
jurada anual con los datos del consorcio que administran en soporte
informático; contratación de un seguro de responsabilidad civil por "errores
u omisiones" (mala praxis) y, también en soporte informático la
presentación de los comprobantes de tasas e impuestos municipales y los pagos
de los aportes y contribuciones previsionales. Es poco probable que se pueda
demostrar la falta de título oneroso a que hace referencia el proyecto en
aquellos casos de auto-administraciones que remuneran la actividad al vecino con
una quita en las expensas u otras formas de beneficio, salvo en el caso de una
denuncia puntual de uno de los copropietarios.
El bien común....
Una de las acusaciones más duras que
recibió la legisladora y su asesor fue que este proyecto había sido creado sólo como
consecuencia de una cuenta aritmética de unidades de departamentos por votos.
Que la falta de una ley marco más amplia, que incluya una colegiatura por la que
se viene bregando desde hace mucho y este proyecto, tal cual está, no incluye
ningún parámetro de formación que prestigie la profesión. La acusación fue
rematada con el concepto de que los legisladores, si bien tienen buenas
intenciones, no están pensando en el bien común.
Sandra Dosch les aclaró, a la
veintena de presentes ante las objeciones al cumplimiento del proyecto, que éste
sólo agrega la declaración jurada anual y la
contratación de un seguro por errores u omisiones. El resto de los requisitos
ya son cumplimentados por los administradores.
Por otra parte los administradores
presentes se quejaron amargamente de la falta de posibilidades de competir con
profesionales que a precios irrisorios y sin dar ninguna garantía de idoneidad,
trayectoria y honestidad ofrecen hoy sus servicios, a lo que la legisladora
aclaró que este proyecto es un comienzo "tal vez perfectible" de
separar los buenos administradores de los malos. En este punto tanto los profesionales presentes
como los legisladores coincidieron que es imperativo impulsar nuevas medidas que
cuyo objetivo sea depurar y prestigiar la profesión.
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