Barrio de Boedo. 


Escuela Nº 22 (Barrio de Boedo)Barrio típico de casas bajas, estilo "chorizo", monótonas, repetidas, con sus dos patios tradicionales separados por el comedor y la sala de adelante, ocupada generalmente por un inquilino. Hoy, un barrio tranquilo con casas antiguas, que contrastan con modernas viviendas, cruzado por la Autopista AUI (25 de Mayo), de este a oeste, paralela a las Avenidas San Juan y Pavón, de pocos espacios verdes pero añejos y frondosos árboles en la mayoría de las aceras.

Originalmente, compartía sus terrenos con los barrios de Almagro, San Cristóbal y Parque de los Patricios, hasta que la Ordenanza Nº 23.698 del 11 de junio de 1968, estableció los límites precisos de todos los barrios de la capital donde se conforma el territorio que lleva el nombre de Boedo, con los siguientes límites: Av. Loria (ahora Sánchez de Loria), Av. Caseros, Av. La Plata, Av. Independencia. 

Con posterioridad se dictó la Ordenanza N° 26.607 ( 21.4.1972 ), vigente a la fecha, la que a pesar de establecer varias modificaciones que incluyen la creación de nuevos barrios, Boedo no registra variaciones, ratificando esta última Ordenanza, el perímetro asignado originalmente. 

Es el único barrio de la ciudad de Buenos Aires, que toma el nombre de la calle que lo caracteriza. Designada como Avenida Boedo en el año 1882, en homenaje al Dr. Mariano Boedo, jurisconsulto salteño nacido el 25 de julio de 1782, quien dedicara su vida a la causa de la independencia, hasta llegar a su nombramiento como Vicepresidente del Congreso de Tucumán, jurando como tal la Declaración de la Independencia. En 1817 se lo elige presidente, y fallece en abril de 1819, a los 37años de edad en la Ciudad de Buenos Aires. 

En sus orígenes, fue ocupado su territorio por hornos de ladrillos, tambos, molinos panaderos, algunas pulperías y almacenes y a inicios del siglo, cafetines con tango, malevos y poetas. 

El café Dante, en la calle Boedo 745, es famoso por la reunión que mantienen jugadores, dirigentes y aficionados del Club San Lorenzo de Almagro. Fue también lugar de encuentro de distintas peñas y de los miembros de la República de Boedo, institución que existió desde 1938. 

Por el contrario, el café La Puñalada, de Boedo y Chiclana, fue punto de reunión de hinchas del club Huracán, declarados adversarios de sus vecinos de San Lorenzo de Almagro. Julián Centeya era habitué de este café. 

Otro café famoso, desaparecido en la actualidad, fue El Capuchino, donde bailaba Ovidio José Bianquet, más conocido como El Cachafaz. 

Para mantener viva la memoria del barrio, en la calle Castro Barros 1560, Departamento 3, funciona la sede de la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo. 

En Avda. La Plata e Inclan, el club San Lorenzo de Almagro, (fundado en 1908), construyó su popular estadio, denominado El Gasómetro, por su forma, demoliéndose en 1979, para dar lugar a un centro de compras. El Nuevo Gasómetro fue construido en la Av. Perito Moreno y Varela, formando parte de la Ciudad Deportiva del club. 
Se conservan aún algunos mercados antiguos, como el de San Juan y Boedo, Independencia y Colombres y el de Quintino Bocayuva y pasaje El Totoral. 

Aunque cueste creerlo, posee un solo espacio verde, creado por los vecinos sobre terrenos de la Av. Independencia, entre José Mármol y Muñiz, el que fuera bautizado como "Placita de los vecinos". Este lugar es tan pequeño que solo tiene 30 metros de frente por 80 m. de largo. 

En Boedo, se originaron los primeros teatros independientes. Mas tarde existieron importantes salas como el teatro Florencio Sánchez y los más comerciales como el teatro América y el Boedo, donde se presentaron importantes figuras de la actividad artística. 

Salas cinematográficas, como el Nilo, Los Andes, Bristol, Follies de Boedo, Cuyo, Moderno y Mitre, éste último llamado "la piojera" por la calidad del público que llegaba a él, ya no funcionan en la actualidad. 
Subsisten sí algunos clubes sociales, como el Juvenil, G.O.N., y Mariano Boedo, en otras épocas el club más distinguido del barrio, siendo actualmente su actividad muy limitada. 

Muchos fueron los personajes destacados de este barrio, pero ocupa un lugar de privilegio el poeta Homero Manzi, autor de tangos, valses, milongas, canciones, bailecitos, y hasta canciones de cuna. Fue libretista y argumentista en más de veinte producciones cinematográficas, además de autor teatral. Junto a su familia, vivió en la Av. Garay 3251. Parte de sus estudios primarios los cursó en el Colegio Luppi de Nueva Pompeya. A los 19 años ingresa a la Facultad de Derecho, de donde es expulsado en 1930 por su actividad militante por el radicalismo. Luego, considerando que Perón era el continuador de la obra de Hipólito Yrigoyen se incorpora al Peronismo. El vals Porque no me besas, fue su primer obra, a los 14 años de edad. Luego sus grandes éxitos: Che Bandoneón, Barrio de Tango, El Pescante, Fuimos, Ninguna, Después, Desde el Alma, Discepólín, Milonga del 900, Milonga Sentimental, Papá Baltazar, Pena Mulata, etc. Y en 1948, el perdurable Sur. 

En el bar Esquina Homero Manzi, varias placas en su frente lo recuerdan leyendose en una de ellas, al igual que en la pared interior, la letra del tango Sur. 

Payadores como Julián Martín Castro, a quien se veía siempre con su poncho pampa, blanco y negro, solían cantar en las glorietas de Boedo, terminando en reiteradas oportunidades en la comisaría, otro de los más conocidos payadores fue José Betinoti. Entre sus numerosas composiciones se recuerda Pobre mi madre querida y ¡Qué me habrán hecho tus ojos!. Homero Manzi le dedicó una película que se llamó El último payador. 

El poeta, dramaturgo y periodista José González Castillo es considerado la figura paradigmática de Boedo. En 1932, en los altos de un café ubicado en Boedo 868, fundó la Peña Pacha Camac, uno de los más importantes centros irradiadores de cultura de aquellos tiempos. Allí se dieron clases de dibujo y pintura, de música y declamación. Fundó luego la Universidad Popular de Boedo, donde estudiaron miles de alumnos durante más de dos décadas. La esquina SE de San Juan y Boedo lleva su nombre. 

Su hijo, Cátulo Castillo, músico y compositor, fue el autor de tangos memorables, como Organito de la tarde, Café de los Angelitos, Acuarelita de Arrabal, Caserón de tejas, etc. Organizó la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos e integró el directorio de la Sociedad Argentina de Escritores. En 1951 sucedió a Homero Manzi en la presidencia de SADAIC, cargo que ejerció hasta 1955 en que la entidad fue intervenida por el Poder Ejecutivo. 

Otro de los prestigiosos vecinos del barrio fue Julian Centeya "el hombre gris de Buenos Aires". Periodista y autor de letras de tango famosos, como La vi llegar, Ché Pamela, Era un barrio malevo, etc. Una esquina del barrio lo recuerda, ubicada en Av. Boedo e Inclán, llamada La Posta de Julian Centeya.


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